martes, 16 de septiembre de 2008

HISTORIA DEL NIÑO QUE QUERÍA SER NEGRO


José Martinez Queirolo (1931)

El niño que quería ser negro, empezó por no bañarse. Tratándose de una criatura de tan pocos años, no se podría tildar de sacrificio a tan peregrina abstinencia. Resultaba, en realidad, demasiando cómodo ignorar el agua y el jabón, crecer sin experimentar la molestia de cortarse las uñas, sonarse las narices y extraerse las cera de los oídos. Por las noches, con el mugriento cuerpo arrodillado sobre las sábanas del lecho, recitaba oraciones a cambio del milagro:
-!Hazme Negro, Virgencita! - !Mira cómo te rezo!... !Hazme Negro!

Doña Blanca, la abuela, se entretenía en el mirador de su antiguo castillo, disparando sobre los negros que habitaban el bosque circuindante. La aristócrata dama, armada de una escopeta, afinaa la puntería. El tiro al negro era para ella, desde hacía muchos años, su deporte favorito; y, aunque en su juventud podía atravesar de un solo tiro, toda una columna de asquerosos esclavos, ahora, la buena señora solía fallar y hasta cometía la crueldad de confundir a los negros, con los pobres e inocentes gallinazos.
Pero, por muy entretenida que viviera doña Blanca ocupada en tal saludable ejercicio, no por eso había dejado de observar la extraña conducta de su nieto. De algún tiempo a esta parte, el muchacho evitaba a toda costa ponerse en su presencia, se encerraba a deshoras en el cuarto y a sus constantes llmados sólo respondía:
-¡Aquí estoy, abuela! ¡Como usted quiera, abuela! ¡Pero no entre usted, que estoy como vine al mundo , abuela!
Y así, hasta que en una noche aciaga, la anciana, armada de una vela encendida, penetró silenciosa en el dormitorio del muchacho; y, al contemplar aquella mugrienta carita que yacía sonriente sobre las albas sábanas, se horrorizó.
-¡Pero es que yo quiero ser negro!-, explicó el muchacho, despertándose; y, a pesar de todas sus promesas , a la mañana siguiente , en el patio del castillo, o bañaron ignominiosamente. Helados chorros de agua se desprendieron de las jarras, para estrellarse contra su cuerpo estremecido. Burbujas de jabón. Escobilla. Y la aristocrática y escandalizada dama, restregando, lastimando y mascullando:
-Blanco tu padre, india tu madre, y ahora tú... ¡¡Negro!!
-pero es que yo quiero ser negro, y nadie me lo va a impedir!-, se repetía e testarudo muchacho; y, siempre que podía, generalmente cuando, acicalado como un gato, la abuela lo dejaba tomando sol en los jardines des castillo, arrancaba el verde césped, arañaba la tierra húmedecida, y se la aplicaba a manotadas sobre el rostro.
-¡Te encerraré en el cuarto oscuro, extrayendo un espejito que consigo llevaba, trataba de distinguir sobre el mudo cristal su delgado rostro oscurecido por las ombras, y un resplandorde triunfo le fosforecían los ojos.
La institutriz llegó en un día de sol. Era una gringa del Sur. Blanca, alta, rubia, con sus maletas y sus gafas.
-Niño ésta es Miss Smith, que desde ahora será tu maestra y tu guía.
-¡Yes, boy!-, afirmó la fulana, tendiéndole los largos brazos sonrosados. Y el muchacho huyó como el diablo.
Y una mañana, en el jardín.
-¿Ser cierto que tú quererser negro? ¿Ser cierto ésto?
-¡Sí!
-¡Oh, dear!... ¡Pero tú no saber quiénes ser los negros!
Lo obligó a sentarse sobre un barquito que por allí había y la Miss le contó.
Después, día tras día, las clases de gramática en el pizarrón:
YO, pronombre personal
ODIO, verbo
AL, contracción
NEGRO..., sustantivo común...


3 comentarios:

LA.KBZUHELA dijo...

FELICIDADES MI QUERIDA AMIGA, MIL FELICITACIONES POR TU BLOG.... INCLUIRE EN LA LISTA DE CONTACTOS DE LA.KBZUHELA TU ENLACE..

SALUDOS
JOHA

MAROAIMA dijo...

Excelente cuento, lo leí en los años 90, excelentes exponentes literarios con los que contamos en Ecuador.

Unknown dijo...

Falta gramatica mas contenido